Luis Miguel pese a las restricciones deslumbró al público de Viña



El homenaje fue sobrio y gritado desde la galería: un repaso en pantallas a los animadores del certamen, desde César Antonio Santis y Antonio Vodanovic, hasta Sergio Lagos y Felipe Camiroaga. Con su imagen congelada y la ovación del público ("Felipe, Felipe", se escuchaba) partió el Festival de Viña, homenajeándose a sí mismo con un tributo, también, a tres canciones emblemáticas que han ganado la competencia internacional: Brevemente... gente, de Florcita Motuda; Alma, corazón y pan, de Gervasio, en voz de su hija Millaray Viera, y El tiempo en las bastillas, de Fernando Ubiergo.

Tras la obertura, Eva Gómez y Rafael Araneda aparecieron desde el segundo escenario, que debuta este año y que se ubica entre la platea y la galería: ella, vestida con un traje de Rubén Campos y él, asesorado por Sergio Arias. El conductor pidió nuevamente un aplauso para Camiroaga antes de dar paso al primer show: Diego Torres.

Si algo define al argentino es la indefinición musical. En una hora y 20 minutos de show, su cuarto sobre este escenario (el último paso fue en 2005 y no en 1996, como dijo la animadora del certamen), el baladista argentino más popular de los últimos 20 años y encargado de abrir la versión 53 del Festival mostró dos versiones de Guapa, una en clave de balada y la otra de pop rock para su último hit radial, además de un puñado de "homenajes" (desde Penélope, de Joan Manuel Serrat, hasta Muchacha (ojos de papel), del recientemente fallecido Luis Alberto Spinetta), y otras curiosidades estilísticas, como Bendito en ritmo de country, y Esto es lo que soy, una de esas cruzas entre pop y rock que tanto abundan en su repertorio. El transandino canta bien y conoce el oficio, pero aún no es capaz de convertir alguno de sus recitales en una postal definitiva, como esas que se esperan sobre la tarima de la Quinta Vergara. Finalmente y en un último bis luego de obtener dos antorchas, recibió algunas pifias y "no" al preguntar si querían "escuchar un tango".

En términos de rating, la competencia fue particularmente estrecha: entre las 22 y las 00.50, el Festival marcó 24 puntos y Mundos opuestos, el reality show de Canal 13, hizo una competencia casi inédita para el certamen y marcó 20 unidades, según cifras online (no definitivas) entregadas por el canal de Andrónico Luksic.

La figura de la noche, Luis Miguel, estuvo ayer todo el día encerrado en el Hotel del Mar, donde ocupó todo el séptimo piso. Su banda ensayó en la Quinta Vergara entre las 11 y 13 horas, pero el mexicano recién salió del recinto hotelero a las 23.55, para presentar su actuación pactada para 90 minutos. Finalmente, a la 01.06 horas -tres minutos después del final del reality en la competencia-, apareció el ídolo, notoriamente bronceado, maquillado y con la cara hinchada. El tema para el inicio fue Te propongo esta noche. El show siguió con Suave. También sonaron un medley con los boleros de su repertorio, Por debajo de la mesa, Bésame mucho, Come fly with me, en dúo virtual con Frank Sinatra, y Entrégate, coreada por el público. Durante su presentación, que entre la 01.06 y las 02 marcó 26 puntos online, sufrió problemas de audio y se le vio realizando gestos reprobatorios a la mesa de sonido.

Tras su show, el plan era trasladarse directamente hasta el aeropuerto Torquemada de Viña, para emprender rumbo a México, donde continuará su gira.

Se contabilizaron 26 personas atendidas en la Cruz Roja, con un público preferentemente femenino. Entre ellas, María Eugenia Larraín, que consiguió una entrada de manera independiente en la fila número 17 de la platea y sin el anunciado seguimiento de Primer plano Viña, luego de que ella se enojara. La gente, eso sí, la recibió con fuertes pifias.
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